01 DE JULIO DE 2020
¡Quién se lo iba a decir a este muchacho espigado de 19 años, producto de la siempre prolífica cantera del CC Galapagar! Sin experiencia en Escuelas pero con clase para dar y tomar, Pablo García Francés es actualmente uno de nuestros sub23 más prometedores, y en el Caja Rural-Seguros RGA no tardaron en hacerle un hueco en su equipo filial para acabar de pulir a este diamante en bruto con dotes escaladoras.
Tras un primer año en juveniles donde mostró algún destello, hubo que esperar al año siguiente, con su fichaje por el joven Salchi-Iberauto de Jesús González y Luis Bautista, para mostrar su mejor versión hasta ahora, logrando seis triunfos entre los que brilla con más fuerza esa primera etapa en la prestigiosa Vuelta al Besaya que desató la euforia en la escuadra cosladeña. Además, demostró ser un corredor apto para las rondas por etapas y ser muy regular, como se pudo ver en su triunfo final en el Trofeo FMC.
Estuvo cerca de acudir con la Selección Española a Europeos y Mundiales, y un virus le impidió brillar en los Nacionales de Asturias. Sin embargo, su bagaje fue suficiente para dar el salto a la siempre complicada categoría sub23 con uno de los equipos de mayor proyección hacia el campo profesional. Pero el majariego es humilde, siempre tiene los pies en el suelo, es discreto en su comportamiento y declaraciones, y prefiere demostrar lo que vale en la carretera. Aquí tenéis sus reflexiones a nuestra entrevista. No tienen pérdida por su seriedad y sinceridad.
1. ¡Menudo 2019 te marcaste en tu 2º año de juvenil¡ Ahora ya en frío y meses después. ¿Esperabas realmente conseguir esas victorias desde Febrero en Quintana de la Serena hasta Agosto en la Vuelta a Murcia? Con lo exigente que eres en tu rendimiento, ¿acabaste satisfecho en general o hubo algo que pensaste que no debiste dejar escapar?
Sí, lo cierto es que fue un año muy completo, fui competitivo de principio a fin y eso me permitió luchar por objetivos a lo largo de todo el año. Yo en juvenil de primer año ya vi que, pese a todas las lagunas que tenía como corredor, se me daban bien las carreras duras y tuve algún que otro resultado llamativo en Copas de España que me abrieron los ojos. A partir de ahí mi mentalidad cambió a una mucho más ambiciosa y agresiva, empecé a pensar que si corregía todos esos lastres que me acompañaban podía pelear al año siguiente por ganar carreras. Eso, junto con las conversaciones con Jesús para ir al Salchi y hacer todo el calendario nacional, asegurándome poder disputar con garantías todas las vueltas, me dieron mucha motivación para la pretemporada 2019. Empecé a trabajar con un preparador (con el que aún trabajo) y desde muy pronto empecé a ver los resultados. Entrené muy bien aquel invierno y yo sabía que estaba capacitado para disputar carreras.
Mirando para atrás, no sé cómo tuve tanta confianza en mí mismo, porque lo cierto es que nunca noté confianza real en mí ni siquiera de mis padres, que veían a los que ganaban carreras como extraterrestres, ni mis compañeros, ni de mis antiguos directores (CCG) que ya me hicieron saber que no entendían mi decisión de ir a Salchi, puesto que aún no me veían preparado para disputar, ni tampoco del propio cuerpo técnico del Salchi, que desde bastante pronto me dejaron claro que si no cambiaba no tenía nada que hacer. Supongo que cada uno tendría sus motivos pero yo lo tenía muy claro y trabajé con muchísima ilusión desde el principio.
Sí que hay veces que pienso en algunos momentos de algunas carreras y digo, tenía que haber salido o tenía que haber estado más atento, tenía que haberme esperado, etc. Al final la categoría juvenil está para aprender y sobre todo disfrutar, y yo me lo pasé en grande el año pasado. Cada carrera era un juego y como siempre estábamos los mismos delante, te acababas sabiendo las cartas del rival y el rival las tuyas, y había que reinventarse.
2. Este año has debutado como sub23 en uno de los mejores equipos de la categoría como es el Caja Rural-Seguros RGA. ¿Cómo y cuándo contactaron contigo? Me consta que tuviste otras ofertas importantes como la de Jandro González de Gomur-Cantabria Infinita, que siempre está atento al pelotón madrileño…
No recuerdo exactamente, pero creo que fue a principios de Julio. Hasta ese momento a los equipos que se interesaban por mí les agradecía mucho el interés y procuraba no cerrarme ninguna puerta, porque este mundillo es muy pequeño y cuando alguien que entiende de este deporte, te valora y se molesta en llamarte, qué menos que agradecérselo y ser correspondido. Luego cada uno tiene que valorar distintos aspectos de presente y futuro, y paralelamente hay que seguir a tope con la temporada vigente, o sea, que no te puedes distraer mucho. Ya de por sí los equipos suelen pedir celeridad en la decisión, puesto que ellos también tienen que planear con tiempo su temporada y plantilla del año siguiente. Cuando me llamó Miguel se me iluminó la mirada y no tardé mucho en decidirlo. Había otras opciones buenas y a lo largo del verano surgió alguna que otra alternativa también genial, pero estoy seguro que elegí el mejor camino y de momento no me arrepiento en absoluto. Por mi experiencia te puedo decir que en España los equipos pueden estar escasos de dinero y de medios, pero el cariño y la cercanía siempre te la prestan y eso es lo más importante.
3. En tus primeras carreras en Francia la suerte no te ha acompañado debido a una infección respiratoria. Sin embargo, en tu regreso a España te has entonado, metiéndote en la fuga buena del Lehendakari de Urretxu y trabajando a tope en Colindres. ¿Cómo viviste tu debut en la Essor Basque? ¿Qué rol te ha asignado el cuerpo técnico del Caja Rural para esta temporada?
Ningún rol específico, desde el primer día me han hecho ver que este año lo importante es adaptarse a la categoría y aprender desde la tranquilidad. Mucha gente se piensa que en este equipo lo que se exigen son resultados y que no vale nada más, y no digo que los resultados no sean importantes, pero desde dentro nos quitan mucha presión. Aquí se nos exige, pero se nos exige compromiso con el equipo, responsabilidad y esfuerzo en la preparación, seriedad cuando hay que ponerse serios y trabajar todos a una. Pero también hay espacio para las bromas y el buen rollo, como en todo grupo humano. Es un privilegio poder convivir y aprender de los mejores corredores amateur del país que además se convierten en tus amigos. Además, contamos con un largo staff de gente muy comprometida y cercana que nos facilitan y miman mucho, ahora en el confinamiento ha sido un plus brutal, tenemos todas las semanas una reunión virtual con todo el equipo para ponernos al día y vernos las caras. Y cada a semana nos sorprendían con algo nuevo, hemos tenido charlas con psicólogos, preparadores, nutricionistas, ex pros como Óscar Freire, etc. Esto, semana tras semana te mantiene conectado y motivado y te ayuda a recordar dónde estás y dónde hay que ir. Si me preguntas lo mejor del equipo, sin duda alguna el factor humano.
Mi debut en la categoría fue en Francia, y la verdad es que no nos fue muy bien. Lo primero de todo es que allí se corre muy distinto a España y eso ya supuso un shock. Lo segundo es que corríamos contra equipos pro-continentales cuyo nivel es altísimo y encima en Francia en Enero ya van como motos, mientras que en España ese punto lo cogemos en primavera-verano. Fue difícil para el equipo en general y yo no fui ninguna excepción. Como bien dices, empecé a acusar un problema respiratorio que aún sigo arrastrando y buscando solución, y desde luego que no fue el debut soñado (ríe).
4. Seis victorias parciales y podio en casi todas las vueltas por etapas que corriste en 2019 conforman un balance tremendo. ¿Dio mucha confianza ganar la primera carrera en la que participaste, en Quintana de la Serena, aunque fuera una prueba de carácter regional? ¿O ya esperabas andar bien desde el principio?
No me dio mucha confianza que no tuviese, al final sabía que la prueba era de un segundo nivel y que el resultado de aquello no era concluyente. Para mí lo importante eran las sensaciones, siendo la primera del año y estando tan próxima a objetivos como Don Benito y el Trofeo Cabedo. Mi alegría fue grande al encontrarme tan bien porque me cercioré que estaba en el buen camino, pero la victoria en sí no supuso un gran cambio. Experimenté por primera vez en mi vida la sensación de cruzar la meta el primero y poco más. Quizá para el equipo sí que supuso un ligero alivio, ya que el año anterior no ganaron hasta prácticamente el final de temporada y empezar venciendo siempre da confianza.
5. De tus victorias individuales (Quintana, El Barraco, Coslada, Camporrobles y Murcia) y sin contar la etapa de Besaya, ¿con cuál te quedas y cuál fue la más trabajada y por qué?
Quedarme no puedo quedarme con una, cada una tiene sus cosas que la hacen especial. Creo que nadie se cansa de ganar y yo por lo menos no encuentro más placer en la primera que en la quinta, por el hecho de ser la primera y la otra la quinta. Y tampoco el prestigio de la prueba lo es todo, hay carreras de menos nombre pero con mejor participación, y recorridos más duros que bajo mi punto de vista hacen valer más una victoria. Luego está el cómo se consiga y las circunstancias que rodean a la carrera y, en este sentido, todas las carreras que pude ganar tuvieron algo especial. En Quintana fue la primera de mi vida; en El Barraco el trabajo del equipo fue increíble y rematamos de libro; Coslada era la carrera de casa e hicimos doblete; Camporrobles fue la pequeña recompensa después de la fuerte caída que tuve en Copa de España una semana antes y que me privó de correr Vuelta Pamplona; Murcia es especial por cómo se produjo después de 30 kilómetros en solitario... Cada una tiene un algo que las hace únicas. Y no sólo las victorias, hay muchas otras carreras que no gané, pero estuvimos cerca y los recuerdos son tremendos.
6. Gracias a ti un equipo modesto como es el Salchi-Iberauto logró subir al podio por primera vez en una vuelta por etapas tan esencial como es la de Besaya. Nunca olvidaremos esa primera etapa con tu ataque y llegada en solitario en Renedo de Piélagos. ¿Cruzando la meta qué es lo que primero que se te pasó por la cabeza? ¿A quién le dedicaste la victoria? ¿Cuál fue la clave de que llegaras en tan buena forma a esta prueba?
Sin duda fue la victoria más bonita por mil motivos. Remontándonos un año atrás, seis días antes de empezar mi primera Vuelta al Besaya tuve una caída muy fuerte entrenando y tras muchos chequeos en el hospital y varios días sin tocar la bici pude estar en la salida, a la que además acudía cedido con el equipo Banco Santander. Aprovecho para agradecer a Vicente por el increíble trato que nos dio. Aquella caída condicionó muchísimo mi rendimiento, pero me enamoré de la carrera, día tras día subiendo unos puertos inusuales para la categoría y con unos finales de etapa brutales, un ambiente en las cunetas y en los pueblos también increíble. La gente de la zona aprecia mucho la Vuelta y esperan con ganas todos los años al 20 de Junio para que dé comienzo la carrera. Un cariño de la organización hacia la propia prueba muy único y, en definitiva, una semana de puro ciclismo. Desde que acabó aquella edición dije, vale, he acabado el cincuenta a más de veinte minutos del primero, pero el año que viene voy a volver en un estado óptimo y ya veremos qué pasa. Desde que contacté con Jesús González la palabra que más me decía era Besaya. En mis reuniones con Javi, mi preparador, todo giraba en torno a esta prueba. Cuando hacía series entrenando ya puedes imaginarte en que pensaba... Pues eso, era la vuelta que más ilusión me hacía y junto con la Itzulia la de mejor participación y con más solera a nivel español. Me preparé lo mejor que pude y por suerte no tuve ningún percance en forma de caída ni avería que me lastrase, así que estuve en plenitud.
7. Además, demostraste que no ibas a entregar el amarillo tan fácilmente. Al día siguiente llegaste con los mejores (3º) y en la cronoescalada a Bostronizo solo Carlos Rodríguez pudo superarte. ¿Tu rendimiento en la crono te sorprendió? Tras acabarla ¿eras consciente de que podías dar la campanada y subir al menos al podio a falta de una etapa?
Me sorprendió mi rendimiento en la segunda etapa que, junto con la última, era la más dura y selectiva. Yo me encontraba de diez y como equipo manejamos la carrera con mucha sangre fría, lo que nos generó alguna mala cara dentro del pelotón. Pero nosotros íbamos a lo nuestro, si querían el amarillo, que fuesen a por él, nosotros ya lo teníamos. Cuando en el último puerto arrancó Carlos con Ayuso a su rueda, estaba un poco encerrado y tardé unos segundos en reaccionar, pero enseguida me uní a ellos. No hubo colaboración y a 1 kilómetro de meta nos cogió un grupito del que saltaron dos corredores que nos sorprendieron y nos birlaron la etapa. Al menos pude ganar el sprint y hacer tercero en la etapa, pero me pregunté qué hubiese pasado si hubiese habido colaboración.
El tercer día, viendo mis sensaciones los días previos, sabía que podía hacer muy buena crono, teniendo claro que Carlos era el mejor y que once segundos eran muy poca ventaja como para aguantarla hasta el final. Me supe exprimir como pocas veces y logré hacer segundo y aumentar un poco la ventaja con respecto a los demás. Pero Carlos en crono es intratable y me quitó el amarillo por 20 segundos. Hacer segundo detrás de él en aquellas circunstancias para mí era como ganar y yo seguía igual de contento. Me estaba saliendo un Besaya de locos y lo estábamos disfrutando todos en el equipo un montón.
8. La última etapa era la reina con la subida a Brenes y el final en Los Corrales previo paso por el Collado de Cieza. En la salida se te notaba nervioso y el podio se te acabó escapando en el descenso de Brenes. ¿Crees que pudiste hacer algo más o ya andabas justo de gasolina? Una pena no subir al podio al final y perder por muy poco la general de la regularidad. ¿Satisfecho en general?
No, justo de gasolina no. Todos notamos fatiga el último día de una vuelta, pero a mí es algo que me gusta y me va bien. Sí es cierto que quizá debí haber corrido algo más despresurizado aquel día, con más tranquilidad y sangre fría, pero sabía que iba a tensarse mucho la carrera en Brenes y que había un factor que no dependía tanto de mí y era la bajada. La conocía bien y sabía qué tramos eran peligrosos, también sabía que estaba recién asfaltada y dónde había gravilla, pero no supe gestionarlo y me pudo el miedo a caerme y perderlo todo. Me descolgué veinte segundos que en meta se tradujeron en un minuto con respecto al grupito de Carlos, Ayuso, Raúl y Tercero. Le puse mucho corazón en los kilómetros finales, pero no fue suficiente para retener el podio en la clasificación general.
9. Sin embargo, en la Copa de España no vimos tu mejor versión, siendo tu mejor carrera la puntuable de Sant Boi. ¿Esa fue quizá una de las claves de no poder acudir seleccionado por Cerezo con la RFEC a los Europeos o a los Mundiales?
Sin duda que la Copa de España, así como en 2018 me deparó buenas vibraciones, el año pasado no conseguí entrar en la pelea en ningún momento. Son carreras muy tensas, la gente corre con más tensión y muy agarrotada, los equipos tienen más presión y hay mucho control y eso siempre perjudica a corredores como yo, que nos gusta jugar un poco y ser valientes. Aunque no es excusa, muchas carreras tenían puertos largos de primera categoría donde se podía romper la carrera y, en efecto, se rompía. Pero bien por averías, que tuve unas cuantas, bien por caídas, como en Peñafiel, o por calambres como en La Canonja, yo no terminaba de estar donde tenía que estar.
Esta tónica se amplió a otras grandes carreras de un día, como el Trofeo Federación de Alicante, donde tuve calambres durante más de dos horas de carrera; en Klasika Gipuzkoa, hubo un enganchón y yo estaba mal colocado me tocó poner pie a tierra y justo se hizo el corte; a los Nacionales de Asturias llegué enfermo. En definitiva, quitando Don Benito que fui cazado en la última rotonda; y Beasain y Llobregat donde sí que disputé, las carreras de un día de máximo nivel nacional no se me dieron bien, y eso sin duda me quitó opciones de acudir con la RFEC. Aunque este es otro melón que no quiero abrir de momento.
10. En las vueltas por etapas estuviste sublime. Aparte de Besaya, terminaste 3º en la Vuelta a Cieza; 2º en la Vuelta a la Montaña Central de Asturias (+ la montaña), 2º en la Vuelta a Valladolid y 3º en la Vuelta a Murcia (+ 1 etapa). Solo en la Vuelta a la Ribera del Duero no tuviste protagonismo. Merecías haber ganado una de esas rondas, ya que en Valladolid y en Murcia se te escaparon por un suspiro. ¿Cuál de las dos te dolió más perder el liderato y por qué? ¿En Asturias quizá debiste haber subido a lo más alto también?
Sí, creo que di al palo muchas veces y probablemente mereciese una victoria en una clasificación general. No ya por mí, sino también por el equipo, los compañeros y Jesús. Desde Marzo hasta Septiembre en cada vuelta que se disputaba el equipo Salchi era uno de los más vigilados y obtuvimos varias victorias por equipos, lo cual dice mucho del bloque tan completo que teníamos. En Asturias hubo una primera etapa muy atípica y el pelotón dejó ir una fuga que cogió mucho tiempo y en la que se filtraron buenos corredores. Quedaban etapas duras y teníamos un equipazo para poder mover la carrera. Hicimos dos etapones, nos llevamos la montaña que en esa Vuelta es un maillot especialmente preciado, y nos quedamos a nada de la victoria. Vinieron muchos directores a felicitarnos por nuestra labor como equipo y creo que merecimos la general.
En Valladolid partía en la última etapa con 1'21" de retraso con el primero y el día anterior en el hotel no paraba de pensar cómo recortar ese tiempo. Hablé con Raúl para sorprender de lejos e hicimos un primer intento a 60 de meta, pero nos faltó un poco de terreno. Lo volví a intentar a 20 de meta en el último premio de montaña, porque el líder solo llevaba ya un compañero y ahí sí nos conseguimos marchar. Raúl tenía unos intereses distintos a los míos, así que la colaboración fue inmediata, les metimos en meta 1'19" y me quedé de nuevo con las ganas de hacer primero en la general.
En Murcia la historia fue al revés. Yendo líder perdí el amarillo el último día por un segundo, con una decisión un poco extraña de los jueces y la organización. Primero nos dieron vencedores de la general individual y por equipos, luego el equipo local reclamó una revisión de los tiempos y los jueces mirando los tiempos de los transponders de las bicis nos dijeron que éramos terceros a un segundo de los dos primeros, en cambio por equipos manteníamos la victoria, lo que era un sinsentido. Quedarse tan cerca en tres ocasiones fue duro, sobre todo para mis compañeros que se dejaron todo lo que tenía. Pero me quedo con la forma de correr que tuvimos en los tres casos y estoy muy orgulloso de todo el equipo.
11. En los Campeonatos de España que has disputado hasta ahora, tampoco vimos al mejor Garchu. En 2018 en Soria llegabas como un tiro, Ángel Serrano te otorgó un papel protagonista en aquella ocasión, pero en la prueba en línea explotaste a mitad de recorrido, mientras que el pasado mes de Agosto en Asturias un virus llegó en el peor momento y te condenó en la crono y en la prueba en línea. ¿A cuál de los dos llegaste mejor? ¿Es una obsesión para ti ahora buscar la victoria o el podio en unos Nacionales?
Si hablamos estrictamente de en qué Nacionales estaba mejor el día anterior de la carrera pues en Soria, ya que en Asturias estaba enfermo. Si tenemos en cuenta el nivel y la trayectoria de cada temporada, evidentemente partía con más opciones de medalla en Asturias. En Soria yo ni me lo planteaba, no conocía al 80% de los corredores buenos del país, estaba acostumbrado a correr en carreras menores con un equipo muy humilde y con un concepto del deporte muy distinto.
Para el Campeonato de España de contrarreloj individual me estuve preparando meses, con una cabra que me dejó el equipo toda la temporada para poder hacerme a ella. Hice muchísimo trabajo específico en la cabra y el recorrido me iba de lujo, pero el maldito virus me dejó completamente KO. Hice la crono porque Lute ya me había inscrito y estando tan próximos a la carrera no dejaban modificar la lista que si no, hubiese dejado mi hueco a otro compañero que hubiese querido hacerla. Me sirvió para coger experiencia, ya que el día era muy lluvioso y a largo plazo ese tipo de experiencias suman. En la prueba en línea sabía que no iba a poder estar en el grupo de delante, y como no soy de los de quedarse quietos hasta que se descuelgan, decidí participar de la carrera de otro modo y ayudar así a mis compañeros. Hablé con Lute y me dijo que seleccionase la carrera en el puerto, la pendiente en torno al 6% me venía de lujo, y aunque no estaba súper, llevaba lo suficiente para hacer un trabajo de desgaste y selección del grupo. Cuando me vacié me limité a disfrutar del ambiente y llegar a meta.
No me obsesiona obtener a corto plazo una medalla en unos Campeonatos de España, pero sí que miro la contrarreloj individual como una prueba que me hace ilusión a medio plazo y, por qué no, apostar por ella en los próximos años. Me gusta la disciplina y la espinita de los Campeonatos la sigo teniendo clavada, así que veremos...
12. Tu equipo el Salchi-Iberauto estuvo excepcional en 2019, logrando hasta una decena de victorias por escuadras. ¿Qué mérito tienen los que fueron tus compañeros en tus éxitos del año pasado? ¿Qué es lo que más valoras de tu estancia en el equipo cosladeño?
Muchísimo mérito. En las pruebas de un día los roles no estaban tan definidos, sobre todo a principio de temporada, y eso causó algún desajuste. Pero cuando nos fuimos conociendo más y empezaron a sucederse los viajes juntos, la convivencia de las vueltas y demás, la sintonía fue en aumento, y cuando había que trabajar por un bien común íbamos casi todos a una. En la categoría juvenil siempre hay alguno más rebelde que se escapa de esa disciplina, pero en la mayoría de casos es entendible, y mientras no se hagan las cosas con mala intención no hay ningún problema, todos cometemos errores y debemos aprender de ellos. Había muy buen rollo entre los corredores y una relación muy familiar con los directores y resto de miembros del staff. Es un club que ha crecido mucho en muy poco tiempo, y eso es gracias a la labor de Jesús, Iván, Luis y Germán, que dotan a los corredores de unas herramientas y un ambiente ideal para aprender y disfrutar de esa categoría, y cada chico que me pregunta le recomiendo ir a Salchi con los ojos cerrados.
13. Por cierto, una de tus ´debes´ es el apartado técnico, que te impidió lograr probablemente más éxitos en tu corta pero intensa trayectoria deportiva. ¿Cómo llevamos esa parcela, sobre todo después de que en la concentración de pretemporada del año pasado en Oropesa lo pasaras mal con el viento en los descensos? Madre mía que cabezonería la tuya aquel día en que tu director Jesús González te dijera que bajaras y no te subieras al coche. Si me llegan a decir a mí ese día que ibas a subir al podio en el Besaya no me lo hubiera creído ni harto de vino…
Déjame decirte que el problema en aquella situación no era mío. El panorama era muy claro, había un viento constante de 70 km/h y rachas que llegaban a los 90-100 km/h. Hubo un camionero muerto ese fin de semana, en esa misma provincia por vuelque del camión, vimos varios tejados salir literalmente volando, los moteros cuyas motos pesaban 300 kg decían que el aire les desplazaba lateralmente, y nuestros técnicos pretendían que nosotros con nuestras bicis de menos de 8 kg entrenásemos como si nada. Yo me negué a completar la sesión y me subí al coche, me parecía y me sigue pareciendo lo más sensato, ya que nada positivo podía salir de ahí. De hecho, al día siguiente me tiró el aire bajando un puerto y por suerte no pasó nada, pero creo que es jugársela tontamente porque ni siquiera una carrera se disputaría en semejantes circunstancias, por lo que el argumento de aprender a correr en todas las circunstancias se cae por su propio peso. Por suerte la caída no fue nada, pero una caída es lo menos que nos podía haber pasado. Hubo varios compañeros que se fueron al suelo y creo que no se fue todo lo prudente que se debería haber sido. No era cuestión de técnica si no de cabeza.
14. Como ciclista de competición no te vimos correr en Escuelas, así que accediste ya en cadetes con el CC Galapagar. Durante esos dos años en esa categoría no lograste victorias, pero ya al final de la temporada de 2017 te vimos con mayor protagonismo en las carreras de Alcorcón y Fuenlabrada tras haber estado en EEUU 10 meses, Ya al año siguiente, en tu primera temporada como junior, lideraste inicialmente en Paracuellos el Trofeo FMC. ¿Qué aprendiste durante esos 3 años en el CC Galapagar? ¿Alguna carrera durante ese primer año como junior en la que viste algún atisbo de lo que sería 2019?
El Club Ciclista Galapagar me abrió las puertas cuando yo no tenía aún ni bici de carretera prácticamente. Era cadete y todo era nuevo y extravagante para mí. En los primeros entrenamientos con el equipo yo quedaba impresionado con las bicis y el equipamiento de los compañeros. Yo andaba con una BH de hace quince años y unas deportivas normales. Echando la vista atrás y poniéndome en su situación, supongo que los que realmente fliparían serían ellos conmigo y no yo con ellos. Mi segundo año de cadete lo pasé estudiando en el extranjero y fue prácticamente en blanco a nivel deportivo, así que me planté en juveniles prácticamente de nuevas. En definitiva, en mi etapa cadete ellos me enseñaron y guiaron en los primeros pasos en este deporte y eso es algo que siempre les agradeceré.
El último año en el club, ya como junior, debuté en las Copas de España así como en las vueltas por etapas (Álava, Murcia, Talavera) y empecé a ver la realidad de este deporte y lo que era la competición. Ese año se hizo cargo del equipo Nuno, que fue corredor en Portugal. Él me enseñó muchísimo y empezó a forjarme como ciclista y deportista. Me daba pautas de entrenamiento, tácticas, técnicas, disciplina y otra serie de valores, y yo notaba que ponía muchísimo hincapié en que progresase como ciclista. Le estoy muy agradecido y sigo recordando sus consejos y poniéndolos en práctica.
15. Por último, haznos una valoración de los seleccionadores de la FMC que has tenido hasta el momento, Ángel Serrano y Lute Anguita.
Bueno, mi etapa en la Selección comenzó en cadetes de segundo, cuando Ángel nos llevó un fin de semana a La Granja para preparar los Campeonatos de España de Ávila de aquel año. Yo estaba recién llegado de EEUU y apenas había entrenado así que recuerdo mucho sufrimiento aquellos días. Lógicamente no me convocó para el Nacional, pero fue una gran experiencia y aprendí un montón. Al año siguiente ya me llamó para el Trofeo Federación de Valladolid y el Campeonato de España. Pese a que no rendí como esperaban, Ángel siempre depositó confianza en mí y continuó contando conmigo. Le gusta el trabajo bien hecho y la gente seria y disciplinada, y es el primero en predicar con el ejemplo.
Con Lute tengo mucha más relación, vivimos muy cerca y de cuando en cuando se anima a acompañarme en algún entrenamiento que incluya parada al café. Es un tipo genial, muy cercano y que transmite mucho buen rollo. Desde el primer día que le conocí me trató como a un amigo de toda la vida y tenemos mucho vacile. Es un gusto trabajar e ir de concentración con él porque las risas están aseguradas, y cuando hay que centrarse y hablar de la competición sabes que su visión de carrera y los consejos que te pueda dar son muy certeros, porque es un tío que ha disputado más de diez Vueltas a España con una victoria de etapa incluida. Ha sido un placer trabajar con ambos y he de agradecerles la confianza que los dos me han transmitido siempre.
Fotos FMC, Salchi-Iberauto, Ixone Núñez, Team Caja Rural-Seguros RGA, Endika Oregui, RFEC, FCPA, CC Galapagar, Martin Early, Sergio González Ahedo, Joaquín Cascales, Noemí González, Fernando Hernando y Nuno Miguel Lopes
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